El esmalte al fuego
Los esmaltes vítreos son una mezcla de sílice y diferentes óxidos que le dan las diferentes tonalidades de color.
Esta mezcla da lugar a un cristal blando que funde a diferentes temperaturas, dependiendo del color, es decir del óxido que lo compone, por ejemplo: el óxido de cobalto se utiliza para tonos azules, el óxido de cobre para tonos verdes y turquesas y el hierro y oro para los tonos rojos.
En términos sencillos, esmaltar es el arte de fundir cristal sobre metal para crear colores e imaginativos diseños. Esta es una técnica muy antigua.
Las primeras piezas esmaltadas que se conocen están datadas en el s. XIII a. C., cuando los primeros orfebres incrustaban esmaltes en los anillos de oro.
Los esmaltes pueden ser translúcidos, es decir, que dejan pasar la luz a su través y reflejan la superficie que hay debajo.
Los esmaltes opacos cubren completamente la superficie del metal y no pasa la luz a través de ellos.
Los esmaltes opalescentes tienen una apariencia ligeramente lechosa, dejan que refleje algo de luz en la superficie del metal.
Pero ¿cómo se esmalta una pieza?
El primer paso fundamental es lavar muy bien tanto el esmalte como la pieza ya que cualquier suciedad puede dar al traste con nuestro trabajo al contaminar el esmalte.
Hay distintas técnicas para aplicar esmalte en una joya. En ardentia trabajamos con esmalte humedecido que aplicamos con pincel y espatulillas.
Vamos poniendo capa sobre capa de esmalte hasta realizar el dibujo, combinando tonalidades. Cada capa debe sufrir una cocción.
El momento de la cocción es especialmente delicado ya que cada pieza, según el grosor, los colores y la forma, debe estar en el horno un tiempo diferente y a una temperatura especial. No hay reglas seguras para este trabajo y dependemos únicamente de nuestro criterio en base a la experiencia.
Estos procesos se repetirán tantas veces como sea necesario hasta lograr la tonalidad deseada.
Cuantos más colores mezclemos sobre una joya, más veces necesitará pasar por el proceso de cocción.
Después de la última cocción, la pieza tiene que ser pulida, dándole un acabado brillante o mate dependiendo de las características de la colección.
Es fácil adivinar que, con este proceso tan artesanal, las piezas esmaltadas en Ardentia alcanzan a tener identidad propia.
Las tonalidades, y por supuesto nuestras joyas, están esmaltadas a mano, una por una; por lo tanto, nuestras piezas pueden ser similares pero nunca iguales.